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lunes, 16 de diciembre de 2013

¡Que los homosexuales no tengan relaciones!

Si no le gusta, no le gusta.

Cuando queremos prohibir la homosexualidad, lo que quizá no pensamos es que no solo se trata de que una persona deje de tenemos relaciones amorosas o sexuales con personas de su mismo sexo, sino que sería prácticamente obligarle a amar o tener sexo con personas que no le gustan, pues si no le gustan las del sexo opuesto ¿qué va a hacer? ¿cómo va a amar y tener sexo si no puede hacerlo con quien le gusta? ¿debe hacerlo con quien le causa rechazo y hasta repugnancia? ¿O acaso se puede prohibirle que tenga sexo y que ame? Siendo los homosexuales seres humanos como todos, con necesidades de amor y sexo, ¿qué van a hacer?

sábado, 14 de diciembre de 2013

De Amor y otras imposibilidades

Y henos aquí, en las historias sin memoria, algunos convertidos en piedra, enamorados de mujeres que hemos convertido en estatuas de oro.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

El ser de la Filosofía

Toda la cuestión de la Filosofía consiste en resolver cómo le vamos a llamar a las cosas, cada una y todas en conjunto, y que tal enunciación resulte intuitiva y no contradictoria, con el objeto final de saciar la sed de entendimiento. Ahora bien, para que alcance nivel de sabiduría, tal investigación ha de incluir pautas, mandatos o recomendaciones sobre el qué hacer y cómo vivir a partir de ahí, con sus respectivos porqués.
Lo divertido, sin embargo, es que la naturaleza de esta breve prescripción puede arrojarnos, como de hecho lo hace, a la producción de interminables ríos de tinta e interminables debates a lo largo de la historia y las sociedades.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

¡Que vivan las putas!






Me gusta la actitud. Sin embargo, si redefinimos la "putez" como una actitud de libertad sexual, que no implica remuneración, y menos aún implica calidad moral, aún así subsistirá una diferencia difícil de evitar nombrar, entre mujeres que se autoprodigan el placer sin restricciones morales (o moralinas) y las que son más bien recatadas.


 Es cierto que para el caso masculino no es muy clara la demanda social de diferenciar nominativamente a los que tienen hábitos "libertinos" de los que son más bien "recatados", pero esas diferencias existen finalmente, y como todas las cosas diferentes, requieren nombres diferentes. 

Reapropiarse un adjetivo peyorativo como acto de rebeldía es muy interesante, pero seguro caemos en un juego interminable de reapropiaciones y redefiniciones, pues los que quieren criticar a las mujeres por su liberalidad, hoy les llaman "putas", pero si les roban el significado de su insulto, mañana les llamarán de otro modo igual de despectivo. Esa dialéctica de la rebeldía es excitante, aunque me cuestiono sobre su utilidad.