Páginas

martes, 13 de marzo de 2012

Veintidós veintidós, la obra (relato)






Hace un par de semanas asistí con mi madre a ver la obra veintidós veintidós de Odin Dupeyron en la que él mismo actúa a dueto con Mauricio Ochmann. Por azares del destino, por lo que sea, un colega me vendió un par de boletos que promovían para obra benéfica y me decidí.


Me gustó la obra. Pese al frío que padecimos cuando encendieron ingratamente la ventilación del teatro, me divertí, me reí bastante, me gustó compartir ese momento con mi madre y, sobre todo, hice valer el objetivo de la obra: me traje cosas para reflexionar. El tema, el valor de la vida una vez arrojados a la muerte.


La puerta al tema se abre en la pregunta “… ¿de qué no te quieres perder?” lanzada desde el programa de mano como parte del slogan y la acción comienza en la determinación dignificante de un suicida.



Mauricio Ochmann interpreta a un hombre atormentado por la ruindad de su vida, que le ha venido convenciendo que su vida no es de él. "Al menos quiero ser dueño de mi muerte", lanza a su grabadora, mientras declara el testimonio que habrán de encontrar quienes lo hallen muerto una vez consumado su final. La vida lo ha tratado mal, el hombre meditabundo explica y da cuenta del porqué ha decidido “adelantar” su muerte, dejando a sus dos hijos pequeños al destino, de la mano de la mujer que lo dejó y se casó con otro. 

Odin Dupeyron representa a un personaje llamado ATT que acude en un espacio-tiempo entre la vida y la muerte, a levantar el reporte de las circunstancias y a facilitar el final de la vida, y que es el encargado de “cantar” la muerte. Un personaje comiquísimo, indispensable para finalmente comprender porqué no se debía morir. 

El ATT complace al suicida antes de su momento final al responderle algunas preguntas que todos quisieran saber antes de morir, antes de que su muerte sea definitivamente “cantada”. ¿Qué hubiera sido de él si no muriera? ¿Qué sería de sus hijos? ¿Qué razón tendría vivir? ¿Qué será de uno después de la muerte? ¿Debió seguir viviendo? 

Es una obra entretenida, divertida, y reflexiva, con un mensaje filosófico claro que cualquiera deberá aprender para poder vivir y gozar la vida, con una contundente ausencia de dogmatismos y religiosidad salvadora: Ser responsables de sí mismos.

Las actuaciones de Dupeyron y Ochmann me parecen muy adecuadas al objeto de la obra.



La obra se representa en el Teatro Ofelia de la Ciudad de México y es muy recomendable por $350.00 en taquilla.


Erik Quintanar

No hay comentarios:

Publicar un comentario